Crítica de la digitalización

Crítica de la digitalización

A menudo encontramos críticas a los procesos de digitalización de la sociedad y a las consecuencias de la innovación tecnológica. Numerosos autores analizan cómo aplicaciones como Grindr, Zoom y otras plataformas digitales han contribuido a la instrumentalización y marginación de las relaciones interpersonales. Se examinan fenómenos como la “economía colaborativa”, las videoconferencias y la virtualización de la vida social, que conducen a la deshumanización, el aislamiento y la superficialidad comunicativa.

El mismo Sadin —uno de mis autores preferidos— subraya los aspectos negativos de la nueva ética digital: las personas se han convertido en objetos sujetos a valoración constante, y las formas tradicionales de contacto personal y apoyo mutuo han sido reemplazadas por transacciones mercantiles. El autor pone el foco en tendencias de aislamiento y despersonalización, intensificadas por el auge de identidades virtuales y avatares promovidos por la tecnología.

Como emprendedor innovador, valoro estas críticas porque alertan sobre el riesgo de un uso acrítico de la tecnología sin comprender las consecuencias. Al mismo tiempo, es esencial destacar que la tecnología es, en sí misma, neutral; todo depende de su uso ético y de la responsabilidad social de desarrolladores y empresarios.

A menudo, los críticos pasan por alto con exceso de ligereza las oportunidades positivas que ofrece la digitalización. Ejemplos de éxito incluyen el fortalecimiento y profundización de los vínculos humanos —como educación online, telemedicina y colaboración global empresarial—, que quedan fuera del foco crítico.

Comentarios del empresario innovador

1. Instrumentalización de las relaciones (Grindr y Tinder):

Efectivamente, la simplificación de elección e interacción a través del deslizamiento crea riesgos de relaciones superficiales. Sin embargo, también permite encontrar pareja de manera más eficiente y aprovechar mejor el tiempo. La tarea del emprendedor es desarrollar aplicaciones que promuevan interacciones profundas.  

2. Economía colaborativa:

Servicios como Airbnb y BlaBlaCar representan modelos exitosos de apoyo mutuo y monetización de recursos ociosos. No obstante, existe el riesgo real de que reemplacen formas tradicionales de solidaridad. Encontrar un equilibrio entre ganancia y responsabilidad social es una tarea crítica para los emprendedores de este ámbito.

3. Telesocialidad y Zoom:

Zoom y herramientas similares han mejorado la productividad y reducido los costes comunicativos. Sin embargo, el fenómeno del “efecto Zoom” (distancia y alienación) requiere soluciones que incluyen formatos de trabajo híbridos y tecnologías de realidad virtual para fomentar la presencia.  

4. Identidad virtual y avatares

La adopción de avatares y personajes virtuales abre infinitas posibilidades creativas y de autoexpresión, pero plantea el riesgo de pérdida de autenticidad y transparencia. Los empresarios responsables deben fomentar sistemas de identificación y trazabilidad en entornos virtuales. La marca de IA será inevitable.  

5. Nigromancia algorítmica e inteligencia artificial

Los chatbots y la IA generativa (ChatGPT, Midjourney) simplifican tareas y aumentan la eficiencia. Pero es crucial mantener límites éticos y evitar usos manipulativos o inmorales (como bots “muertos” o sin vida).  

6. Comercio social

El comercio social tiene gran potencial, como lo demuestra el éxito en China con plataformas como Douyin y Pinduoduo. Pero en Occidente y Rusia aún no se ha replicado plenamente: factores como cultura, hábitos del usuario y regulación son limitantes. En Rusia vemos intentos en VK, Wildberries y Telegram. Este último destaca por su flexibilidad y puede evolucionar hacia una plataforma híbrida de interacción social y comercio. El futuro del comercio social allí estará en la integración gradual en plataformas existentes, más que en nuevos gigantes autónomos.

Conclusión

La crítica a la innovación y a la digitalización con IA es pertinente: sirve de advertencia sobre retos sociales y éticos en la era digital. Nos recuerda que el emprendimiento tecnológico debe orientarse no solo a la rentabilidad, sino también a preservar las relaciones humanas y la dignidad. Mi misión como emprendedor innovador es seguir buscando el equilibrio entre avance tecnológico y principios éticos, desarrollando tecnologías que favorezcan una comunicación humana auténtica y con significado.  

 

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